Situado en el corazón de Madrid, junto a la plaza de Callao y la Gran Vía de los teatros, su ubicación privilegiada permite, además, que muchas de las habitaciones del Mercure Santo Domingo ofrezcan auténticas panorámicas de la capital a través de ventanales con vistas a la plaza que da nombre al hotel. Son las habitaciones Córner; una modalidad con todas las comodidades de la parte moderna de este local.

Pero sin duda, lo que supone la seña de identidad de este establecimiento es el empeño por diferenciarse de sus competidores apostando por la exclusividad. Y a fe que lo consiguen, como con la habitación Acuario, de color azul mar y revestida en cristal, poblada por delfines y tortugas, y con focos especiales que producen irisaciones, que dan la sensación de dormir en el fondo del océano cuando en realidad se está en la jungla de asfalto.

Don Quijote como inspiración

Otras decoraciones temáticas destacables son las dedicadas a Don Quijote o Salvador Dalí y las inspiradas en otros continentes, como el lejano Oriente, la selva, el Egipto de los faraones y, por qué no, el mundo onírico de Pandora, el planeta de la película Avatar, de James Cameron. Algunas de las ilustraciones que decoran las paredes de estas estancias son obra del artista Juan Avellano, que también firma las plantas del divertido aparcamiento del hotel, en el que tan pronto se encuentra uno en un cuarto de juegos infantil como en una jungla habitada por gorilas.

Desde el lobby a la piscina, todo tiene guiños a la pasión por las plantas y el agua.

De las 200 habitaciones con que cuenta el hotel (cinco corners, tres suites y las demás divididas en dobles estándar, dobles superior, triples estándar…), 40 están todavía pendientes de reforma y 70 tienen vistas a la joya de la corona: el jardín vertical más grande del mundo, registrado convenientemente en el Libro Guinnes de los Récords con 844 metros cuadrados, aunque con la última ampliación han llegado a superar los 1.000.

Desde el bullicioso lobby hasta la piscina, situada en la azotea, todo el hotel Mercure Madrid Santo Domingo tiene guiños a esa pasión por las plantas, el agua y las flores, como se puede comprobar en el salón Natura, cuyo techo de cristal permite la sensación de estar en el fondo de una cascada vegetal.

Coctelería ‘ultrafashion’

Pero si las vistas desde los corners, la piscina, las habitaciones de los pisos más elevados son difíciles de igualar, el subsuelo custodia otros dos tesoros más que valiosos: el restaurante Sandó by Arzak Instructions y las Cuevas de Sandó, una coctelería ultrafashion creada en las entrañas del viejo edificio que datan del siglo XVI.

El restaurante (al que también se accede desde la calle Isabel la Católica, 2-4), está asesorado por el maestro Juan Mari Arzak, su hija Elena y todo su equipo, que periódicamente visita las cocinas del Mercure para instruir a los cocineros en la elaboración de nuevos platos. Sandó by Arzak Instructions ofrece la posibilidad de disfrutar del inmejorable servicio y la gastronomía a la manera de la famosa casa vasca, pero a precios mucho más asequibles (el menú degustación cuesta unos 50 euros).